La cacerola baja es perfecta para preparar recetas donde se necesita una rápida evaporación de los líquidos, por ejemplo, risottos, o para platos donde la comida se trocea en porciones pequeñas, como en guisos o platos de pescado.
La cacerola alta es perfecta para guisar y estofar, hervir pasta y cocinar verduras. Incluye una tapa de vidrio templado con pomo de acero inoxidable.